"Queremos ser los poetas de nuestra propia vida..." NIETZSCHE
Nuestras Teorías
La alfabetización integral es el centro de la propuesta pedagógica; concepto entendido como la compleja red de conocimientos que un ciudadano necesita para analizar crítica y autónomamente los hechos de su entorno. Esta concepción supera ampliamente la adquisición de los instrumentos básicos de la lectura y la escritura.
Las acciones de capacitación interna realizadas en la institución, a partir del año 2006, apuntan a inscribir esta concepción de alfabetización en el proyecto institucional y en los proyectos de aula, desde los acuerdos participativos. Tales acuerdos surgieron del proceso de evaluación permanente, considerado como punto de partida para generar la propuesta pedagógica y crear las condiciones para la reflexión, el diálogo, la discusión y la participación.
El concepto de evaluación, como herramienta de mejora, permitió obtener información válida y confiable para construir un sentido y significado de la realidad sobre la que debemos intervenir, a través de la construcción de criterios, competencias e instrumentos con indicadores y escalas de ponderación.
El eje pedagógico, por consiguiente, se encuadra en concepciones a las que se arribaron por consenso.
Desde dicho consenso se considera a la educación como un proceso de transmisión cultural concretada a partir de una actividad socializadora que le permitiría al alumno comprender mejor el funcionamiento del mundo, evolucionar en el desarrollo de habilidades intelectuales y procedimentales, lograr la inclusión social y la integración socio-cultural, desarrollar el pensamiento crítico, confrontar las perspectivas de los otros y acceder al ejercicio activo de la vida ciudadana.
Los procesos de aprendizaje se definen como una construcción personal mediadas por los signos (no lingüísticos) y por la interacción con los otros actores del acto educativo. De este modo la enseñanza y el aprendizaje constituyen procesos comunicativos, construcciones conjuntas entre docentes y alumnos, que implican la negociación de significados en todos los campos del conocimiento y que tiene como punto de partida la alfabetización motriz, musical, artística y tecnológica.
Cabe decir entonces que consideramos la escuela como un espacio común y público concebido como el cruce de experiencias de cultura: de la cultura artística, de la cultura disciplina, de la cultura filosófica, de la cultura histórica en contraposición de los modos artificiales de vivir la cultura (Pérez Gómez).
Tomando palabras de Meirieu se puede afirmar que educar a otro es, precisamente, introducirlo en un universo cultural "un universo en el que los hombres han conseguido amansar hasta cierto punto la pasión y la muerte, la angustia ante el infinito, el terror ante las propias obras, la terrible necesidad y la inmensa dificultad de vivir juntos(...) un mundo en el que quedan algunas obras a las que es posible remitirse, a veces tan solo para asignar palabras, sonidos o imágenes a aquello que nos atormenta, tan solo para saber que no se está solo".
Una de las tareas primordiales y necesarias que debe realizar la escuela, por consiguiente, es gestionar proyectos orientados hacia la concreción de un curriculum vital (Olga y Leticia Cossettini), a través de un modelo didáctico con criterios democráticos que favorezcan la constitución de sujetos capaces de autodeterminarse, protagonizando acciones tales como hablar, escuchar, contar, discutir, cantar, solfear, escribir, pintar, jugar, pasear, explorar, medir, representar el espacio, elaborar esquemas, preguntar, observar, pedir ayuda, opinar, explicar, comunicar en diferentes contextos y/o a través de distintos códigos.
Pensamos que este modelo de entender la educación podría contrarrestar la dinámica de los procesos de marginalización y exclusión sufridos en los últimos años para encausarla hacia una sociedad más justa y menos desigual.
Estas breves ideas requieren un modo de habitar la escuela basado en un concepto de disciplina como un "proceso interior de conformarse el alumno a la ley que siente viva y activa en el maestro(...)ley de vida que se engendra en la conciencia de ambos, en el acto de comunión espiritual" (Giuseppe Lombardo-Radice-1933) en el acto de comunicación. Un modo de vivir, aprender y compartir en el que se respete la compleja amalgama de intereses, afectos, deseos y expectativas que tenemos como sujetos.